Académico de la UAM obtuvo el reconocimiento al mérito Luz Elena Galván Lafarga

*Por su destacada trayectoria en historia de la educación avalada por su labor académica, publicaciones y aportaciones. *El área de historia de la educación ha crecido de manera significativa en los años recientes en México.

10 de diciembre de 2020 |UAM. El estudio de los procesos educativos permite analizar programas, pedagogías, proyectos y la respuesta social –la vida cotidiana al interior de la escuela o la historia de la lectura y la cultura escrita– en un país heterogéneo como México, donde la historia “nos permite ver qué tanto se ha evolucionado en este campo”, aseguró el doctor Federico Lazarín Miranda, investigador de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El académico de la Casa abierta al tiempo obtuvo el Reconocimiento al Mérito Luz Elena Galván Lafarga, categoría nacional, otorgado por la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación por su destacada trayectoria en historia de la educación avalada por su labor académica, publicaciones y aportaciones.

El área de historia de la educación ha crecido de manera significativa en los años recientes y ya está considerada como un campo disciplinar en los registros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y el Programa para el Desarrollo Profesional Docente (PRODEP) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Desde la UAM en el cuerpo académico de historia mundial se han desarrollado temas desde la perspectiva de la llamada historia social de la educación, que permiten efectuar estudios de caso, “lo cual es muy interesante porque analizamos libros de texto”.

En colaboración con el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), el Colegio de San Luis y dos universidades belgas también se llevó a cabo un proyecto que derivó en una publicación en la que se realiza un análisis comparativo entre maestras mexicanas y belgas.

“Estamos por cerrar un trabajo sobre los maestros mexicanos como productores de saberes desde 1870 a 1960; las autoridades en la materia consideran al docente como un técnico que aplica programas, cuando en realidad es un productor de saberes; lo hemos visto desde el siglo XIX con profesores que escribieron libros o publicaron periódicos escolares y fue en 1960, un año después de la creación de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, que ya no se permitió esta participación al tomar el control el Estado”.

Hasta el momento existen grupos consolidados en el Estado de México, Hidalgo, Jalisco, Zacatecas, Nuevo León, San Luis Potosí y Chihuahua, y se busca impulsar y fortalecer la formación de historiadores de la educación en Guerrero, Oaxaca y Chiapas.

“Cuando en 2002 se creó la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación éramos alrededor de 25 personas y ahora somos cerca de cien investigadores registrados, además de que hay muchos jóvenes haciendo sus estudios en el rubro a nivel licenciatura y posgrado”.

También se han formado seminarios sobre el tema en distintos lugares de la república mexicana, parte de la semilla sembrada por la doctora Galván Lafarga, e incluso regionales como la Red de Historia de la Educación en el noreste de México.

“Además, algo muy valioso es que en el Congreso, que organiza el Comité Mexicano de Investigación Educativa cada dos años, se incluye una mesa de análisis específica de historia de la educación para que se discuta y se presenten ponencias”.

El investigador de la UAM reconoció que el panorama educativo es complejo, en especial a nivel básico ante proyectos neoliberales desde el sexenio de Vicente Fox y Felipe Calderón que privilegiaron e impulsaron la enseñanza privada.

“No son gratuitas la movilización y la protesta social de normalistas, y a veces uno se pregunta ¿cómo es posible que seamos un país que parece criminalizar a sus maestros?; llegamos a este momento en el que la realidad es difícil, las autoridades educativas consideran que todo está resuelto con el apoyo de internet y la televisión, pero no es cierto y la situación es más compleja porque hay regiones en las que ni siquiera hay acceso a estos servicios en estos tiempos de pandemia”.

De ahí la relevancia, dijo el miembro fundador de la Asociación de Historiadores de las Ciencias y Humanidades, de fomentar la investigación en historia de la educación para ver qué tanto ha evolucionado a lo largo de los años y en cada época.

“Para mí es un honor recibir este Premio porque lleva el nombre de una gran promotora e impulsora de la disciplina en México desde la década de 1980, que desgraciadamente falleció el año pasado; es un compromiso para seguir trabajando, construyendo redes y formando a más personas interesadas en este campo”, expresó.

La distinción fue entregada durante el XVI Encuentro Internacional de la Educación, Migraciones, fronteras y reformas educativas, celebrado en Chihuahua.

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